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LA ESTRATEGIA DIGITAL, LA PROTAGONISTA EN UNA CAMPAÑA POLÍTICA

Las redes sociales han llegado a revolucionar la estrategia del juego, ya que han redefinido cómo los candidatos transmiten sus mensajes al electorado. Décadas atrás, se observaban campañas políticas a través de medios tradicionales como la televisión, la radio e incluso se conocían las propuestas en los mítines. Hoy en día un candidato que no apuesta por una estrategia digital se puede sentenciar a fracasar. Pero, ¿qué sucede cuando la estrategia está mal aplicada? ¿se necesita invertir miles de dólares para conectar con los votantes? ¿cuál es el error que se está cometiendo?. La realidad es que muchas campañas no establecen una estrategia, lo que no permite mantener un adecuado uso de las distintas plataformas digitales a las cuales tenemos acceso en la actualidad, en relación a ello Briones (2014) señala que un político debe crear una imagen de marca y compartirla en las redes sociales, esto con el fin de establecer un vínculo de confianza, valor emocional y de necesidad con el electorado. Estas herramientas permitirán generar la tan ansiada cercanía, puesto que un mensaje unificado en las plataformas digitales favorece la viralidad en las mismas y nos lleva al éxito. 

La falta de segmentación del electorado es un problema que termina afectando la estrategia, es decir, no establecer cuál es la audiencia objetiva a la que se dirige el mensaje puede traer consecuencias negativas. Peytibi (2012) señala que la segmentación del electorado es de suma importancia porque permiten adaptar estratégicamente los mensajes que busca comunicar el candidato a un grupo de votantes determinado. Pero, para generar un impacto en el votante, no solo es necesario publicar contenidos en las redes sociales, sino que esto debe ir de la mano con una segmentación adecuada y así evitar la pérdida de la efectividad.  Es por ello, que se deben personalizar y diseñar mensajes específicos a grupos con características comunes, como los datos demográficos, intereses o preocupaciones.

Por otro lado, no se puede hacer uso de todas las redes sociales por igual; esto quiere decir que, por más que algunas redes sociales comparten el mismo formato, replicar los contenidos en distintas redes sociales puede generar puntos débiles en la estrategia digital. Briones (2014) indica que cada plataforma maneja su propio ecosistema y reglas de interacción; es por ello que un video de veinticinco minutos en una plataforma como Youtube  no va a obtener la misma interacción y alcance que en Tiktok, ya que esta última red social moviliza contenidos breves y dinámicos. Esto lleva a reformular la estrategia para transmitir el mensaje, usando opciones como extraer cortos, agregar elementos o reordenar la estructura del contenido.

Un tercer error, quizás uno que puede sepultar la campaña general, es la desconexión entre la estrategia digital y la estrategia que maneja el equipo en territorio. Es clave entender que todos los equipos forman uno solo y deben tener trazado el mismo objetivo, llevar al candidato a la victoria. Mantener una articulación entre las esferas genera confianza en el electorado, ya que el mensaje digital debe respaldar las acciones concretas en el día a día del candidato, es decir, si en territorio el candidato transmite emociones e interactúa con los votantes, esto se debe ver reflejado por medio de los contenidos en las plataformas digitales. Y viceversa, si por ejemplo, el candidato mantiene una narrativa en redes sociales de «escuchar al pueblo», pero no  tiene en agenda las visitas a barrios o no se involucra con líderes comunitarios, su discurso en redes no se ve respaldado, quedando vacío.

Se concluye que en la actualidad, donde lo digital se ha vuelto un espacio trascendental para las campañas políticas, resulta imperante comprender que no es suficiente estar activos con los posts en las redes sociales, sino que se debe buscar y desarrollar una estrategia dirigida con planeación, adaptadarla a cada espacio y articularla con el trabajo territorial. Esto debido a que la falta de una segmentación adecuada del electorado, el uso uniforme de las distintas redes sociales sin tomar en cuenta sus especificaciones, y la ausencia de conexión entre lo que se comunica a nivel digital y lo que se desarrolla a nivel territorial, son errores que pueden llegar a sepultar cualquier intención de éxito en las campañas políticas.


Bachiller en Ciencia Política por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, con formación y experiencia en Comunicación Gubernamental y Electoral. Ha trabajado como estratega digital, community manager, equipo de soporte en campañas electorales y gubernamentales en países como Perú, Ecuador, Colombia y México. Además, ha participado en la organización de eventos políticos. Actualmente, es miembro de la consultora internacional Politólogos Digitales, donde se desempeña como Coordinadora del área de TikToks y Reels.