Lo que considero conveniente en tiempos de tanto cambio, a más de cinco meses de cuarentena, es dar algunas apreciaciones, dejar algunas interrogantes y me atreveré a dar algunas sugerencias para los distintos actores. Resaltaré situaciones que debemos tener en la lupa aquellos que tenemos esta magnífica carrera que es la Ciencia Política.
El ciudadano, el candidato, el activista, el proceso electoral, la comunicación de gobierno y la ciudadanía organizada, los colectivos. Sabemos que es difícil separar el uno del otro ya que tienen una relación muy estrecha, pero voy a tocar a grandes rasgos las falencias o posibilidades que puedan tener individualmente en este tiempo.
Se ve cómo hemos cambiado el estilo de vida, esto anda afectando desde lo más rutinario o “lo que era rutinario”, a lo que se apunta como nuevas actividades; es claro que hay cosas que debimos haber trabajado antes del Covid; esta pandemia vino a desbaratar algunas fachadas que teníamos, esas que durante varios gobiernos se han sostenido para tapar falencias y también ha demostrado que lo que creíamos haber logrado, algunos avances, eran mínimos o no estábamos preparados para las actuales exigencias.
Pensemos en la alfabetización digital, en la conectividad, la banda ancha y la velocidad del internet; no había gente quejándose si teníamos el soporte suficiente para tener una videollamada o si es que necesitábamos una plataforma con espacio para cien personas, tampoco teníamos esta necesidad o no habíamos visto, tal cual, el hecho de que en algunas zonas siendo urbanas, no tienen conexión; sin ir muy lejos, hay ciertas partes de Lima, donde no llega el internet; ahora imaginemos las otras regiones donde no hay ni antenas, esta situación de escasez y dificultad no eran cosas que salieran por noticias, no se había visibilizado los problemas de acceso a una onda radial, tan necesaria hoy para poder estudiar. Entonces nos damos cuenta que si bien nuestro Perú tiene una gran riqueza geográfica, es también su talón de Aquiles, lo que limita la conexión.
Ahora, el hecho que el ciudadano tenga conexión, no significa que esté usándola eficientemente, porque no reconoce el poder en sus manos al tener un dispositivo con acceso a internet. Normalmente usamos las redes sociales para consumir contenido, distraernos, en los mejores casos para nuestro aprendizaje académico, sin embargo, podríamos sacarle mayor provecho, como lo han hecho algunas personas con sus emprendimientos, usando diversas opciones que tiene Facebook para difundir y promocionar sus productos y servicio; pero también podemos generar incidencia a través de estas plataformas, actuar como influencers Políticos y lograr rebote por parte de periodistas, medios e instituciones. Pero “cuánto nos está costando adaptarnos y a qué velocidad”, es algo que va a determinar nuestro futuro. Durante un mes o dos meses muchas personas estaban a la espera de que a la mañana dijeran que ya había una vacuna o que simplemente había desaparecido el virus y estuvieron estos meses de “vacaciones”, muchos perdieron ese tiempo, y en digital un día de aprendizaje es diferencial.
Por otro lado, tenemos los candidatos, que obligados por las circunstancias y limitaciones de sus actividades “tradicionales” han aprendido a usar las nuevas tecnologías para optimizar su participación en el proceso electoral. A modo de ejemplo, veamos lo que sucedió en las elecciones congresales de este año, muchos candidatos, ante el poco tiempo y los problemas de organización para hacer campaña convencional, decidieron implementar estrategias en digital, mediante un mayor posicionamiento en redes sociales. En este contexto de pandemia y ante la cercanía de un nuevo proceso electoral, tenemos candidatos que empiezan a capacitarse, pero ante esta demanda no ha aparecido todavía una oferta con experiencia en campaña política digital, debido a que la mayoría de “especialistas digitales” tienen una experiencia ligada más a lo comercial (productos y servicios).
Por otro lado, están los activistas que generalmente usaban las redes sociales para realizar sus convocatorias con la finalidad de generar incidencia mediante marchas pero que ahora no saben cómo hacerse presente, sin embargo eso no quiere decir que no hay opciones o alternativas que se pudieran usar para generar esta presencia, aún no encuentran la manera de hacer una “marcha digital” e insertarse en la agenda política, generar incidencia y articular a los miembros de su organización. En otros países dieron este salto hace años, antes del covid, eeuu, españa, argentina, méxico hay activismo digital, activismo que busca que sus acciones tengan presencia y repercusión; es turno de los activistas peruanos aprender de estas experiencias para mejorar su importante trabajo.
Es necesario seguir adaptándonos, ante la crisis surge también la oportunidad de cambio. Veamos como a nivel internacional se ha generado articulación entre colectivos, se han multiplicado las actividades que involucran a participantes de más de un país, conciertos, conferencias, foros, conversatorios, etc. Surge un espacio que no debemos tardar en ocupar, haciendo trabajo orgánico de manera digital, ampliando nuestro alcance y creando nuevos canales de difusión, lo que es una oportunidad para que colectivos, organizaciones y activistas se posicionen y destaquen por encima de muchos otros que todavía están atrapados por las debilidades ya comentadas.
Ahora en cuanto al sponsor y la pauta, debemos tener presente que vamos a tener que invertir en redes sociales, pero antes tendremos que capacitarnos. Esto no solo lo tendremos que hacer nosotros, también lo tendrán que hacer las entidades privadas pero también públicas, El Estado, por ejemplo, para poder hacer frente a este contexto de infodemia, con tanta información que intoxica y dificulta posicionar los mensajes. Hay tanta publicidad de estos nuevos e-commerce que es difícil que justamente el diseño o video que tú hiciste llegue a más personas, que tu trabajo no quede ahí solo para el círculo que siempre manejas, tenemos que ser conscientes de esto, saber que vamos a tener que invertir y si nosotros no podemos, vamos a tener que buscar aliados que sí puedan o que estén dispuestos a ayudarnos compartiendo nuestros contenidos en plataformas más fuertes.
Veamos, si queremos posicionar a la escuela de UNAMBA debemos buscar escuelas u organizaciones con mayor cantidad de seguidores, generar una alianza para compartir mutuamente el contenido y desarrollar comunidad, esto ayudará al objetivo, aunque seguramente faltará mucho más para generar incidencia digital.
Volviendo al plano electoral, hay que pensar también en cómo es que estas campañas digitales van a ser. De hecho, hago la invitación a los futuros politólogos para estudiar las elecciones que vienen, comparar las campañas digitales congresales, a nivel de productos y acciones, porque en definitiva se van a tener que profesionalizar en lo digital, notar la ventaja que obtienen al articular tierra y digital.
Si bien antes algunos consultores trataban de remarcar y aclarar que la campaña de tierra era fundamental por encima de la campaña digital, ahora pareciera todo lo contrario, es como si hubiéramos despertado en un mundo paralelo, donde todos dicen que la campaña digital lo es todo. Así como he sido y soy defensor del valor de la campaña digital, hoy me toca serlo de la campaña de tierra, esta no puede venirse a menos, es algo que siempre se va a necesitar: el contacto; aquel que haga una campaña de tierra innovadora va seguramente a lograr el escaño, el sillón municipal, el espacio en el congreso o la presidencia.
Porque no hay que eliminar la campaña de tierra, lo que tenemos que hacer es reformularla, pasar a una campaña de tierra 2.0, si se quiere, donde habrá que utilizar las TIC ́s para hacer actividades contundente y adaptadas. Tenemos de ejemplo algunos gobiernos que han usado drones para repartir productos o víveres, municipalidades que han habilitado mesas de partes en sus webs para atención al ciudadano, gobiernos donde tienen a un funcionario en una plataforma zoom para atender persona por persona, políticos que están empleando un Smartphone para poder comunicarse con su equipo y con el ciudadano; hay varias alternativas para desarrollar campañas de tierra 2.0.
Por otro lado, tenemos el financiamiento de los partidos, como es que se va a regular, serán nuestras instituciones o lo harán en coordinación con otra entidad que pueda ver que tanta publicidad se difunde y que tanto dinero se invierte en pauta en redes. Es una tarea tan amplia, además de compleja, que será muy difícil poder fiscalizar para evitar que afecte el proceso electoral.
Aquí hay otro elemento que es preocupante y es la dificultad en la que se han encontrado algunos municipios, por ejemplo si realmente tenían una página de transparencia, si se usaban los correos institucionales y se daba seguimiento a ello, entre otros. Hasta el año pasado al trabajar en 3 municipalidades notamos que en ninguna de ellas había una mesa de partes digital, cómo estarán haciendo todas aquellas que aun no la implementan, como han podido atender al ciudadano en tiempo de pandemia, paradójicamente se usaban las redes sociales para indicar que se apersone a un lugar u oficina determinada.
Si uno quiere ir más allá, podría ver en la comunicación interinstitucional que tienen y como van sus procesos, si cuentan con planes de comunicación digital, protocolos, reglamentos internos o manuales de marca, así como saber si sus gerencias tienen personal capacitado y si estamos haciendo lo suficiente para volver más eficientes, no solo brindar toda la información con transparencia ante los ciudadanos sino articularse entre gerencias. Pasar de informar a comunicar y de comunicar a articular, pasar de datos a actos, ya que esto es vital para que los activistas, colectivos y/o ciudadanos puedan evaluar, aportar soluciones y alternativas de desarrollo para su comunidad.
También tenemos que pensar en cómo las organizaciones y los colectivos participan en el proceso, cuidando el anonimato en el internet con la finalidad de evitar la censura gubernamental al pensamiento crítico y a su vez evitar que este anonimato sea empleado por algunos para atacar personas o compartir fake news. Siempre menciono esta iniciativa: hay un colectivo que se dedica denunciar y eliminar cuentas falsas en Facebook, tú los contactas y ellos se encargan de verificar si es que esta cuenta realmente está compartiendo contenido político o noticias falsas para después eliminarlas; me parece adecuado su trabajo, también lanzan ciertos contenidos para reforzar lo que consideran son noticias a las que no se les está dando espacio, también las insertan en su plataforma para compartirlas y de ser posible viralizarlas; eso es activismo digital.
Lo ideal es que todos estos actores incluyendo la ciudadanía organizada puedan articular con similares de otras partes del mundo y puedan generar estas iniciativas, que las iniciativas digitales incluso lleguen a ser a nivel latinoamericano. A modo de reflexión, tengamos presente qué hacemos para dar a conocer estos términos como la infodemia, la infoxicación, sus causas y las consecuencias; si realmente la gente sabe distinguir una fake new, si es que estamos atentos a la desinformación, y que hacemos por poner filtros. Recordemos que existe la posibilidad de poder restringir cómo recibimos el contenido, tomar medidas para que lo primero que veamos sean temas afines a nuestras causas, Facebook te permite que selecciones 30 páginas para que sea lo primero que veas al despertar fuera de las noticias de tus amigos, ayuda mucho para priorizar la información que necesitamos conocer de manera imprescindible. Nos quedaría la tarea de analizar la información que recibimos y cuestionar qué intereses están presentes, porque ya no solo son los grandes poderes detrás de los medios de comunicación, sino también preguntarse qué ONGs tienen detrás a un político y/o empresario que hace posible ese contenido este publicitado en redes.
Las campañas han venido cambiando, y aunque es evidente que algunos ya han invertido en publicidad de Facebook, todavía las campañas en Perú no están optimizadas, no se vió la necesidad de profesionalizarse y especializarse. Vayamos más allá, no solo tiene que ver con las campañas electorales sino con los gobierno, cómo es que vamos a hacer que el mensaje que hemos hecho desde nuestra municipalidad llegue oportunamente a nuestros vecinos; entonces toca a la academia, resaltar la importancia de la comunicación política, la comunicación gubernamental y luego mejorar su aplicación en lo digital.
No quiero cerrar esta conversación sin mencionar a los bots, que ya han actuado antes y no se han usado solo en elecciones, también lo han usado gobiernos, en comunicados políticos para dar la sensación de respaldo, lo que me lleva a hacer un llamado a no dejarnos engañar, no ser de esas ovejas que al ver mil likes en un contenido, lo comparten sin pensar, sin leerlo, sin analizarlo, in cuestionarlo.
Entonces, esto a modo de pregunta: ¿Estaremos expuestos a la tiranía de los amos de los bots? Aquellos que tienen el dinero suficiente para poder articular con estas bodegas, cunas o granjas de cuentas; ¿quién se adaptará más rápido?, ¿quién usará mejor estas herramientas?, ¿cómo es que vamos a formar parte de ese cambio?¿cómo es que realmente van a cambiar la forma de hacer política?.
No obstante, no todo es negativo, ya que el internet durante mucho tiempo ha sido un espacio democrático, donde personas con innovadoras ideas y buenas causas han podido sobresalir, con gran esfuerzo y mucho trabajo orgánico; hoy nos toca tener en la mira el ámbito digital, quizá esta sea la oportunidad para reflexionar y actuar; el momento de repensar cómo se venían haciendo las cosas y no dejar que sigan yendo a mal, a reformular, a asumir como actores políticos los desafíos digitales que nos tiene esta crisis mundial.